sábado, 17 de marzo de 2007

Dioses muertos

Dioses muertos

Los Hombres son dioses muertos
De un templo ya derrumbao.

Atahualpa Yupanqui


Aquel cadáver de dios alzó su vista al firmamento y lo hallo vacío. Lo contempló, tan solo para encontrarlo despoblado, tan desnudo como su cuerpo, tan inexplicable como su alma. Aquel desierto paraje, ejercía sobre él una fascinación inexplicable. Lejos se hallaba de reconocerlo como su antigua morada.
Desplazó su vista a las construcciones que opacaban el horizonte, mas no pudo hallar en ellas el eco de su divino pasado. Aquella criatura, despojo de deidad, llamada hombre, tuvo frío y soledad ante aquel universo del que antes fue gestor y ahora es progenie. Sintiose vacío y olvidado, como el eco del recuerdo de un tiempo que aún no ha llegado. Sintiose indigno y sin voluntad; y ya no elevó la vista hacia los cielos.
Aquel hombre recorrió la tierra observándola, ocupando su tiempo en un intento de no sondear su interior, por temor a encontrar su pasado, sabiendo que su presente lo avergonzaría. No pudo ver los altares a él mismo erigidos, cuando surcaba la tierra y los cielos como su dueño omnipotente. No intentó explicar la razón de su caída. Demasiado pesar le generaba el recuerdo.
Buscó acallar la voz de lo pretérito que latía en su interior, confundiéndola con quienes ahora eran sus pares. Aquellos dioses muertos caían sin orgullo y sondeaban ahora lo profundo de su humanidad.
Los tiempos pasaron y aquel hombre ya no mira los cielos, al igual que su descendencia. Aquellas criaturas se refugian en la cópula y en los espejos, como quien encuentra en ellos un vestigio de la génesis cósmica.
Su voz ya no es la misma. En esta se ha extinguido, la creación y su belleza, ha vuelto a reducirse a gruñidos. Solo los instrumentos, el último don que posee como deidad, lo transporta hacia aquel pasado, que no logra rememorar, solo intuir y poseer como sentimiento. Solo ellos poseen fragmentos de aquella potestad divina, hoy ya perdida.
Los hombres son dioses muertos que no desean recuperar su divinidad. Los hombres son dioses muertos y ya no añoran su altar. Los hombres son dioses muertos, y los dioses no regresarán.

07 de Julio de 2006

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