miércoles, 29 de febrero de 2012

Buscando al asesino

Ando buscando al asesino

Ando buscando al asesino silencioso e inescrutable. A la sempiterna certeza

de la incertidumbre ignorada.

Estoy en la búsqueda de aquel que es lo que no.

Que a imaginaciones promete con cantos de sirenas lo que las sirenas ignoran

Quiero encontrarlo y decirle

que no me ha traído paz su actuación ni consuelo su olvido.

Que lo ando esquivando, como quien quiere encontrarlo. Aunque de nada sirve, hallarlo dos veces.

Quiero decirle que lo odio por esconderse en la sangre de mi sangre. Que se engendró en lo externo (en el corazón) y crece para morir por dentro.

Te ando buscando con uñas y dientes, con olvidos, bizarrías y villanías.

Te ando buscando en palabras y ollas, vasos y cámaras, nadas y todos.

En perdidas rutinas, como si el tiempo pudiese detenerse

Como si el tiempo fuese.

domingo, 12 de febrero de 2012

Superman, Mikael Blomkvist y el estado actual del periodismo

Superman, Mikael Blomkvist y el estado actual del periodismo
            Cuando en 1938 el personaje Superman vio la luz sus creadores debieron otorgarle una identidad secreta y con ella una profesión. ¿A qué podía dedicarse un superhombre que podía: volar, recorrer el universo, crear vientos con su aliento, lanzar rayos de sus ojos y realizar múltiples proezas? Este Kryptoniano (un semidiós para nosotros simples mortales) decidió ser periodista. Más allá de que Superman nunca fue demasiado apreciado en nuestro país, sobre todo si lo comparamos con Batman, no es casualidad la elección realizada por sus creadores. Esa era la percepción que existía en aquella época acerca de los profesionales del periodismo. El periodista encanaba (al menos en el imaginario popular y especialmente en el de los propios periodistas) a un hombre valiente capaz de todo, Independiente hasta la más mínima fibra de su ser y, con sus investigaciones, capaz de derrocar al tirano más malvado, sea este político, empresario o simplemente un mafioso.
            Quienes no son lectores habituales de comics imaginan a los personajes detenidos siempre en un mismo momento, con las mismas características, con la misma personalidad. Lois Lane, desde su visión, siempre será el objeto de afecto de Clark Kent, pero él nunca se atreverá a decírselo. Batman siempre será un solitario luchador contra el crimen.  Peter Parker siempre será un pusilánime que jamás tendrá una sola chance con Mary Jane. La verdad es que el mundo del comic se halla en constante transformación (en la actualidad es presa de un exceso de transformación, motivada principalmente por motivos económicos) Clark y Lois se casaron, Batman tiene mil acompañantes y hasta un hijo; y a Spiderman le han sucedido tantas cosas que no vale la pena ni mencionarlas. Pero una cosa permanece: Clark Kent sigue siendo periodista y eso no es ni casualidad, ni falta de inventiva por parte de quienes están a cargo del personaje.
            En los últimos años una serie de novelas conocidas como la trilogía Millennium ha ganado un lugar privilegiado en las estanterías de las librerías y en la atención de los medios de difusión. En ellas el protagonista es un periodista que todo lo puede. Descubre asesinatos que permanecieron cuarenta años sin resolver, captura a violadores y asesinos seriales, tiene sexo con múltiples mujeres sin siquiera proponérselo, envía a la cárcel a empresarios corruptos, etc. Esta serie de novelas ha tenido un éxito comercial gigantesco, tan impresionante ha sido su repercusión que cada una de las novelas que componen la trilogía ya cuenta con su versión cinematográfica proveniente de Suecia y la primera de las novelas de la saga tiene su versión norteamericana llamada La chica con el tatuaje de Dragón, y esto tampoco es casualidad. Al igual que Superman, el hombre que todo lo puede, este super hombre moderno, carente de super poderes pero con gigantescas habilidades para resolver delitos y agradar al público, también es periodista.  
            No resulta casual que en la actualidad del periodismo mundial (particularidades de nuestro país aparte) el personaje de Mikael Blomkvist (el periodista, personaje protagónico de la saga Millenium) cobre tanta importancia. Se sabe que ningún Best Seller llega a ser tal sin el apoyo de las editoriales y de los medios de comunicación. En la actualidad Rupert Murdoch, uno de los más ricos y poderosos dueños de multimedios en el mundo enfrenta acusaciones de espionaje y prácticas de escuchas ilegales. Alrededor del mundo la sensación de que los periodistas no son cruzados en búsqueda de la libertad de opinión sino meras marionetas corporativas colocadas en ese lugar para repetir todo aquello que los dueños de los medios de comunicación desean que digan es cada día mayor.
Pero hay un lugar en el mundo en el que esa sensación no es tan palpable ni tan clara, Estados Unidos. En ese país los medios poseen un público cautivo muy firme y son los principales responsables de la formación de opinión del ciudadano norteamericano promedio. Casualmente el mismo Rupert Murdoch es dueño de la cadena Fox, quien juega políticamente a favor del partido Republicano. De hecho puede decirse sin temor a equivocarse que es la cadena es la principal responsable de que Bush haya sido electo presidente en el 2001 en un fraude electoral de monumentales proporciones. A pesar de todo esto, tanto la cadena como los periodistas que trabajan en ella no sufren un desprestigio mayor que sus rivales. Se sabe en Estados Unidos que Fox News manipula la verdad, miente y opera política y socialmente. Sin embargo es una de las cadenas de noticias con mayor rating y su noticiero es uno de los que cuenta con mayor audiencia.
Los periodistas siguen ocupando en ese país de un prestigio importante en la sociedad, siguen gozando de una posición de privilegio y de una reputación positiva, la cual no se ha visto afectada de manera significativa, como si ha sucedido en muchas otras partes del mundo.
No es casualidad entonces que Superman, símbolo imperecedero de Estados Unidos, portador de la bandera norteamericana en su traje, siga siendo periodista. No es casualidad que Mikael Blomkvist cobre vida en la nueva versión de la novela de Larsson, pero en esta ocasión hablando en ingles. Conocemos lo poco propensa a la autocrítica que es la cultura norteamericana y como ante cualquier crítica reacciona con una reafirmación exacerbada de sus valores.  En la novela gráfica Watchmen un accidente convierte a un científico en un ser todopoderoso al que apodan Dr. Manhattan . Años después, al ser entrevistado, un ex compañero del científico dice: Dios existe y es Norteamericano, a lo que agrega que esa idea es una que debería llenarnos de temor.
Mikael Blomkvist es un personaje creado por un autor sueco que transcurre sus aventuras en la tierra natal de su autor, no es un dios ni es norteamericano, pero en el contexto actual bien podría ser el Superman del siglo XXI que Estados Unidos y el periodismo estaban necesitando para evitar la falta de confianza y transparencia que el público comienza a percibir en ellos.
Sihuen Yema