sábado, 17 de marzo de 2007

Palabra

Palabra

Palabra
Sé las estrellas que no puedo contar
Sé los tiempos que no he de ver
Sé el Dios a quien no puedo orar

Palabra
Sé las caricias negadas
Sé el secreto no revelado
Sé la razón de continuar

Palabra
Sé las noches sin congojas
Sé una mañana distinta
Sé el amanecer que nunca llega

Palabra
Nunca llegues a ser “util”
Nunca sirvas
Nunca seas solo por ser

Palabra
Solo soy por ser tu.
16 de marzo de 2007

Life Deprived

Life Deprived

Sorrow
Brought You Again
From the mist of past

Rememberance
Is the robe
I´ll wear tonight

Time
Can´t drawn
What flows in it´s stream

Dreams
A pale substitution
For your life deprived

Sorrow
Possesed me again
In the shades of night

Rememberance
Invaded me
Holding me at your sight

Time
Keeps flowing
Leaving you behind

Dreams
A pale substitution
For your life deprived

Gotas del destino

Gotas del destino


Quizá una mañana que no sea de terciopelo, cuando te hayas ido, pueda hablarte. Quizá esa misma mañana, que será de granito o diamante, las gotas de lluvia pueblen mi ventana y quizá, solo si realmente te has ido, pueda decirte que las gotas de lluvia se parecen a tus ojos y ellos al destino.
Esa misma mañana, de café o de tabaco, pero no de terciopelo, cuando al fin te hayas ido, quizá pueda explicarte el significado de mi silencio y la furia de mi mirada. Quizá, pero tan solo si realmente te has ido.
Y cuando hayas partido sin dejar siquiera tu perfume, ni tu recuerdo, es entonces cuando entrarás en mi memoria y derramaré una lágrima en tu honor. Solo si realmente te has ido y solo si te he olvidado. Ni un segundo antes me verás llorar.
Tal vez entonces tenga tiempo para un millar de decisiones y de gestos cariñosos, de besos trascendentes y cotidianos. De abrazos aquietados, poblados de suspiros. Pero serán besos, abrazos y suspiros a la nada pues tú te habrás ido. Quiero creer que en brazos de otro, quien será capaz de hablarte en las mañanas que sí serán de terciopelo.
Cuando ya sea anciano y mis cabellos blancos, cuando las mañanas huelan a hiel y ya no reconozca cuanto tiempo ha transcurrido desde tu partida, quizá recuerde que nunca estuviste aquí. Cuando mi cuarto apeste a suspiros y a soledad, quizá regreses. Una vez allí tendrás el gesto amable que jamás tuve contigo. Esa misma horrenda mañana, antes de regresar a mis sueños me recordarás que jamás estuviste y que nunca partiste. Me recordarás también que las mañanas de terciopelo y granito son todas iguales y que tú eras solo el recuerdo de un tiempo en que no existían las mañanas ni el destino.
31 de julio del 2005

Dioses muertos

Dioses muertos

Los Hombres son dioses muertos
De un templo ya derrumbao.

Atahualpa Yupanqui


Aquel cadáver de dios alzó su vista al firmamento y lo hallo vacío. Lo contempló, tan solo para encontrarlo despoblado, tan desnudo como su cuerpo, tan inexplicable como su alma. Aquel desierto paraje, ejercía sobre él una fascinación inexplicable. Lejos se hallaba de reconocerlo como su antigua morada.
Desplazó su vista a las construcciones que opacaban el horizonte, mas no pudo hallar en ellas el eco de su divino pasado. Aquella criatura, despojo de deidad, llamada hombre, tuvo frío y soledad ante aquel universo del que antes fue gestor y ahora es progenie. Sintiose vacío y olvidado, como el eco del recuerdo de un tiempo que aún no ha llegado. Sintiose indigno y sin voluntad; y ya no elevó la vista hacia los cielos.
Aquel hombre recorrió la tierra observándola, ocupando su tiempo en un intento de no sondear su interior, por temor a encontrar su pasado, sabiendo que su presente lo avergonzaría. No pudo ver los altares a él mismo erigidos, cuando surcaba la tierra y los cielos como su dueño omnipotente. No intentó explicar la razón de su caída. Demasiado pesar le generaba el recuerdo.
Buscó acallar la voz de lo pretérito que latía en su interior, confundiéndola con quienes ahora eran sus pares. Aquellos dioses muertos caían sin orgullo y sondeaban ahora lo profundo de su humanidad.
Los tiempos pasaron y aquel hombre ya no mira los cielos, al igual que su descendencia. Aquellas criaturas se refugian en la cópula y en los espejos, como quien encuentra en ellos un vestigio de la génesis cósmica.
Su voz ya no es la misma. En esta se ha extinguido, la creación y su belleza, ha vuelto a reducirse a gruñidos. Solo los instrumentos, el último don que posee como deidad, lo transporta hacia aquel pasado, que no logra rememorar, solo intuir y poseer como sentimiento. Solo ellos poseen fragmentos de aquella potestad divina, hoy ya perdida.
Los hombres son dioses muertos que no desean recuperar su divinidad. Los hombres son dioses muertos y ya no añoran su altar. Los hombres son dioses muertos, y los dioses no regresarán.

07 de Julio de 2006

Bella Durmiente

Bella Durmiente
Perdida princesa de lo profundo, eres la más hermosa de las metáforas, destruida por mi propia ineficacia. Perdóname por haber fallado tan miserablemente en rescatarte, bella durmiente. Arrastrado por mis vanos errores, asesiné mi ilusión más profunda. Sueños de dragones que se alzan, jamás serán espantados por mi espada.
¿Cómo rescatarte, princesa? Progenie de mis propias ansias, vacía de realidad. Las anchas murallas de la opulenta construcción que te rodea, han sido erigidas de la materia de mis miedos. Pues somos creados de la esencia de nuestros temores y son ellos los que guían nuestro existir. Son ellos las paredes que te recubren y aíslan de mí. Son estos temores los que recubren mi alma y me invisten cual armadura. Son ellos los que me impiden ser digno de llamarme caballero.
Perdóname nuevamente, hermosa durmiente, princesa lejana. Escondida en los laberintos de mi mente, ruegas en medio de tus ensoñaciones, por la presencia del héroe que recobre tu existir. ¿Cómo liberarte, si jamás pude escapar a las razones que me atan al aquí, al ahora?
Cataratas de justificativos pueblan mi indómito espíritu, tormentas de ideas me incitan a moverme. Sin embargo mi cuerpo se ancla a esta silla y con el acaecer del día, solo sueño, solo pienso, más no sobrepaso mis expectativas.
Jamás venceré al dragón. Jamás derribaré los muros. Jamás derrotaré la esencia de la maldad que te consume en tu profundo lecho, construido de sueños y esperanzas, tan adormiladas como tú misma. Pues los años pasan y tan solo soy un hombre que duerme, que en ocasiones sueña y que en otras escribe sobre aquello que desearía ser.

7 de Junio del 2005